La semana pasada, la maestra nos preguntó lo que queremos estudiar cuando seamos grandes; pensé en muchas profesiones, pero al final no me decidí. La profesora me dijo que debo encontrar una vocación y, cuando lo haga, no tendré duda de lo que puedo hacer.
En el recreo, todos hablaban del tema, hasta que un compañero llamó la atención diciendo: —Cuando sea grande, quiero ser músico como mi papá, —agarró su guitarra y comenzó a imitar los sonidos musicales; pronto formó una banda de música con más compañeros, y juntos comenzaron a soñar en crear canciones que pasarían a la historia.
Este niño tiene una gran admiración por la vocación de su padre; dice que muchas veces lo ha observado levantarse temprano para componer hermosas canciones dedicadas a la vida, a la felicidad, a su mamá e, incluso, a él. También lo ha visto desvelarse practicando e irse a trabajar todos los días para que a su familia no le falte nada.
Esta semana vamos a exponer sobre alguna profesión. Nuestro amigo se acercó a su padre y le dijo: —Algún día seré un gran músico como tú. El papá sintió una inmensa alegría de que su hijo quisiera seguir sus pasos y lo admirara por lo que hacía y, con cariño, le respondió: —Aún eres pequeño para tener esta profesión hijo mío, pero tienes todo mi apoyo para ser un gran músico o prepararte en lo que decidas y, lo más importante, debes amar lo que haces, porque muchas veces creemos que, para destacar en la música, debemos ser famosos o, de otra forma, viviremos muy pobres, pero eso no es cierto.
Nuestro compañero sacó un álbum de fotografías y se emocionó al ver a su padre en el escenario. Su papá prosiguió diciendo: —Al igual que tú, siempre soñé con ser un gran músico, pero no es una profesión fácil, porque hay personas que no valoran este trabajo y no nos permiten recibir un sueldo justo.
La admiración del niño por su padre creció aún más, pues su papá había pensado en cambiar de profesión, pero la música era una parte muy importante para él; por ello, decidió juntarse con más personas para defender los derechos de los músicos y, además, formó un grupo de música, al igual que su hijo.
Hoy, fue la exposición y nuestro compañero llegó con una pequeña guitarra artesanal; nos explicó la experiencia con su papá y agregó: —Al ver la facilidad con la que mi papá toca las cuerdas de la guitarra, me di cuenta de que, para ser músico, se necesita práctica, técnica, talento y sentimientos. Como toda profesión, requiere cierto conocimiento y habilidad para desempeñar bien esa labor, pero, sobre todo, se debe tocar con el corazón y, cuando lo haces, transmites sentimientos a las demás personas.
Sacó su pequeña guitarra y comenzó a tocar una canción muy bonita. Creo que él será un gran músico. Ha encontrado su verdadera vocación; tiene talento. Al terminar su canción, todos aplaudieron; por un momento, sentí que estábamos en un concierto y no en un salón de clases.
Cuando encuentre mi vocación, quiero juntarme con más personas para lograr metas increíbles; trabajar en algo que ayude a los demás, que me haga feliz y me permita vivir dignamente.