La Bandera

(Last Updated On: diciembre 27, 2018)

El sentimiento que tenían los alumnos por su país era muy peculiar y significativo, se trataba del amor a la patria, y los niños lo transmitían porque amaban a México, pero no siempre había sido así. Hace unas semanas, los niños no participaban con gusto en los honores a la bandera de cada lunes; para ellos, usar el uniforme de gala era una rutina, así como honrar al lábaro patrio.

La maestra, al percatarse de la situación, les preguntó a sus alumnos ¿qué significado tenía para ellos ser mexicanos?, nadie respondió; entonces, con el cariño que les tenía, les dijo que tendrían una semana para descubrir las diversas características de México y reflexionar sobre su propia nacionalidad.

A la siguiente semana, todos pasarían al frente a exponer de forma creativa sus respuestas y juntos le darían un significado importante tanto a su nacionalidad como a su país. De pronto, había una motivación en los niños, quienes empezaron a pensar qué dirían cuando pasaran al frente.

Llegó el día de la exposición; la creatividad de los niños se notaba a simple vista: estudiantes disfrazados de mariachi, de chinas poblanas, de Miguel Hidalgo y otros personajes de la historia de México caminaban por los pasillos. Muchos niños levantaron la mano para pasar a exponer; la maestra les pidió que, cuando pasaran al frente, hablaran con el corazón y no tuvieran nervios.

Desde que el primer alumno empezó a hablar, un vivo sentimiento comenzó a despertar en cada uno de ellos. La pasión por la selección de futbol y las antiguas culturas, así como las leyendas, los refranes y las frases célebres eran los temas mencionados desde el corazón de los niños.

La maestra se sorprendió por la manera en la que sus alumnos describían a México, pues en ellos existía un verdadero orgullo por ser mexicanos. Entre todos, había uno en especial que llevaba su uniforme limpio y sus zapatos boleados; tenía nervios de pasar al frente, pero cuando llegó su turno, un silencio natural se sintió en el aula, pues era el niño que todos consideraban como el más aplicado del salón.

Con sus manos, desdobló cuidadosamente una bandera. Su mensaje cautivó a sus compañeros: —Aprendí a amar a México el día que tuve la oportunidad de cargar nuestra bandera en la escolta. Ese gran honor me permitió darme cuenta de que somos nosotros los que forjamos cada día nuestra nación. Somos nosotros los que le damos significado e importancia a nuestra patria, porque México es sinónimo de lo que hacemos los mexicanos cada día.

Nuestras buenas acciones son las que honran a nuestra nación. Cada vez que veo la bandera tricolor, con el escudo de un águila devorando una serpiente sobre un nopal, sé que hablamos de nosotros: una nación libre, llena de historia y sentimientos que me hacen sentir orgulloso de haber cargado y ondeado la bandera en la ceremonia de honores.

Si bien, aquel día muchos niños descubrieron en sus palabras que amaban a su país, explicarlo a los demás les ayudó a unirse entre ellos, pues todos tenían lazos muy fuertes en común, el principal: todos eran mexicanos, y los representaban los colores de la bandera que un día forjó la identidad de un México independiente.